Escapulario Marron Virgen Del Carmen

El escapulario marrón (Aylesford, Inglaterra (1251)

Fiesta: 16 de julio

La Orden de los Carmelitas toma su nombre del Monte Carmelo en Israel, que fue el primer lugar dedicado a la Santísima Virgen y donde se erigió una capilla en su honor antes de su Asunción a los cielos. San Simón Stock ingresó a la Orden Carmelita en Kent, Inglaterra, cuando tenía 40 años. Fue enviado al Monte Carmelo en Tierra Santa donde llevó una vida de oración y penitencia hasta que él y la mayoría de sus hermanos religiosos fueron obligados a irse por los infieles victoriosos. El grupo zarpó hacia Inglaterra. En un Capítulo General que se celebró en Aylesford, Inglaterra, en 1245 d.C., San Simón fue elegido por unanimidad Prior General de la Orden Carmelita.

San Simón Stock tenía una gran devoción por Nuestra Santísima Madre. Esto puede ayudar a explicar por qué la Orden Carmelita comenzó a prosperar bajo su dirección a pesar de la considerable oposición. En respuesta a su pedido de ayuda a Nuestra Santísima Madre para su Orden oprimida, el 16 de julio de 1251 d.C. (tenía 86 años en ese momento), María se le apareció con un Escapulario marrón en la mano. María le dijo:
"Recibe, hijo mío amado, este hábito de tu orden: será para ti y para todos los carmelitas un privilegio, que cualquiera que muera vestido con esto, nunca sufrirá el fuego eterno". Este fue verdaderamente un gran regalo y una gran promesa de la Madre de Dios.

Después de esta aparición, fray Stock pasó a establecer comunidades carmelitas cerca de las ciudades universitarias de Inglaterra, Francia e Italia. Se convirtió en Superior General de su orden varios años después de la aparición. Hasta hace muy poco, el escapulario marrón era uno de los símbolos religiosos más utilizados de dedicación personal a la misión de María que se encuentra en sus últimas palabras registradas en la Biblia (Juan 2:5). La promoción y el uso de todo tipo de símbolos devocionales marianos ha disminuido drásticamente desde la década de 1960.

Durante más de 700 años, el Escapulario Marrón de Nuestra Señora del Monte Carmelo ha sido uno de los obsequios más preciados y uno de los Sacramentales más indulgentes de nuestra Iglesia. Sin embargo, es más que eso; es en realidad un vestido, dado a nosotros por Nuestra Santísima Madre, que nos convierte en sus hijos especiales. La bendición y la vestimenta con el Escapulario de la 'Santísima Virgen del Monte Carmelo' inscribe al individuo en la Cofradía del Escapulario y lo admite a participar en todos los trabajos espirituales realizados por los Religiosos del Monte Carmelo.

En Lourdes en 1858, la Virgen eligió hacer su última aparición el 16 de julio, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, día en que la Iglesia conmemora sus apariciones a San Simón Stock. Y en Fátima el 13 de octubre de 1917, es como Nuestra Señora del Monte Carmelo que María se apareció cuando se despidió de los tres niños. A lo largo de los siglos, la Reina del Carmen siempre ha velado fielmente por los destinos de sus amados hijos en la tierra.

Patrono de : las Carmelitas

Oraciones a la Virgen del Carmen

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario, por lo que su Divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo, el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que te pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria y bien de mi alma; que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa.

Quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente y uniendo mi voz con sus afectos, te saludo una y mil veces diciendo: (Tres Avemarías).

Virgen Santísima del Carmen, yo deseo que todos sin excepción, se cobijen bajo tu sombra protectora de tu Santo Escapulario y que todos estén unidos a Ti Madre Mía, por los estrechos y amorosos lazos de ésta tu querida insignia.

¡Oh Hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante su sagrada imagen y concédenos benigna tu amorosa protección. Te encomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre el Papa y la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos.

Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a tu Divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre Mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad.
Amén.